Un lugar encantado

Las puertas estaban entreabiertas, yo solo tenía que empujarlas y eso hice.

Me deje llevar, no puse resistencia, sabía que estaba en el lugar adecuado.

Mientras subía las escaleras, me preguntaba como seria, que abría detrás de las puertas, estaba muy nerviosa, mi corazón latía con fuerza… solo deseaba encontrar un lugar auténtico, donde las miradas fueran claras como el agua, cristalinas, donde hubiera risas.

Y cuál fue mi sorpresa que al llegar me encontré con la mirada de un niño, que me sonrío y me permitió entrar. Yo, como siempre, tan desconfianza por no volver a sufrir, por no volver a despertar mi miedo y dejar mi ilusión al lado, agache la cabeza y mire de reojo primero.

  •    ¿Qué te pasa? – me preguntó el niño.
  •     Nada – le contesté.

Él, de alguna manera (no sé cómo), pudo notar mi miedo y me dijo:

  • No pasa nada, no temas, solo confía, abre bien los ojos y verás un lugar encantado.

Todos me miraron, eran maravillosos, una niña de ojos muy claros, dulce como las nubes se alegro mucho al verme, un niño muy espacial me abrazo tan fuerte que note todo su amor… era un lugar increíble, un lugar mágico y fantasioso, solo había colores, alegría y miradas claras.

  • “Estoy soñando” – me decía a mí misma. Esto no puede ser real. Puedo ser yo misma, una niña otra vez, jugar, divertirme, contar historias fantásticas, sonreír a carcajadas, leer cuentos… Me encontraba en un lugar encantado… ¿será real?, no paraba de preguntarme o ¿estaré viviendo un sueño?.

El niño me cogió de la mano muy fuerte, como para que no me fuera, no me soltaba… ¿confías ahora? – me dijo con una sonrisa sincera. Y no sé muy bien porque, sin ninguna explicación, de esas cosas mágicas que pasan en la vida, que sin conocer a alguien sabes por dentro que si puedes confiar y yo lo hice, me deje llevar por aquel lugar encantado.

Me desperté, de repente, había estado en un lugar durante unos segundos, minutos, horas, que relativo es el tiempo … lo que duren los sueños pude experimentar lo que nunca antes había sentido, un lugar sin sentir miedo, con miradas autenticas, sin engaños, solo con la verdad y la inocencia de los niños, con los corazones en la mano, así como hablan los niños, allí donde se cumplen los verdaderos sueños, donde un susurro llega de repente para recordarte que es mejor vivir sin miedo y entregarte para que te pasen cosas alucinantes.

!Gracias de corazón¡

Isabel

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